Estocolmo, 12 oct (EFE).
La concesión hoy del premio Nobel de Literatura al escritor turco Orhan Pamuk ha sido acogida en la comunidad internacional como "una señal de libertad" y ha destacado su capacidad de "constructor de puentes" entre Oriente y Occidente.
En Turquía, donde su denuncia del genocidio cometido por los turcos contra el pueblo armenio en 1915, le acarreó graves problemas con la justicia, se valoró positivamente que el premio haya recaído por vez primera en un autor turco.
El ministro de Exteriores, Abdullah Gul, dijo que "el Nobel es un premio muy importante, en particular el de Literatura, y es importante que lo consiga Turquía. Estoy feliz de que se lo haya llevado un turco".
El galardonado, que confesó sentirse "sumamente honrado" con el premio, aseguró que éste constituye un mensaje contra los que defienden la existencia de la teoría del "choque de las culturas".
En una conversación telefónica con representantes del Comité Nobel, difundida en su página de internet, Pamuk explicaba que "la imagen del Oriente y Occidente y su choque es una de las ideas más peligrosas de los últimos años".
"Mi trabajo es la mejor muestra de lo fructífera que puede ser la mezcla de culturas", decía Pamuk desde Nueva York, donde reside y trabaja como lector en la Universidad de Columbia.
Para la Comisión Europea este premio supone una "buena noticia" para la libertad artística y "la libertad de expresión".
El comisario europeo para la Ampliación, Olli Rehn, responsable además de las negociaciones de entrada de Turquía en la UE, dijo que los artistas "necesitan la libertad de expresión de forma tan desesperada como la vida requiere el agua y el aire".
"Orhan sabe más que otros lo preciosa y frágil que es la libertad de expresión", añadió.
También el presidente francés, Jacques Chirac, manifestó hoy su alegría por este galardón a Pamuk, "cuya reflexión sobre la sociedad turca es particularmente inteligente, fuerte y liberal".
Al comunicar su veredicto, la Academia Sueca de la Lengua subrayó que el trabajo de Pamuk en la "búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal (Estambul) ha encontrado nuevos símbolos para reflejar el choque y la interconexión de las culturas".
Como una "señal para la libertad del arte y la palabra" valoró la concesión del Nobel a Pamuk el ministro alemán de Cultura, Bernd Neumann.
Orhan Pamuk, añadió, representa "el compromiso ininterrumpido por la libertad". Es un escritor "entre fronteras y al mismo tiempo constructor de puentes", capaz de "enlazar sin problemas Oriente y Occidente, entre el cristianismo y el islám".
El escritor español Juan Goytisolo, dijo que es una "elección justísima" y precisó: "para mí, Orhan Pamuk figura entre los grandes escritores del presente".
La noticia del premio fue, asimismo, recibida con alegría por la comunidad turco-alemana, formada por unos 2,5 millones de personas.
"Estamos muy satisfechos de que un representante de la cultura turca reciba tan alto galardón", dijo el vicepresidente de la Comunidad Turca de Alemania, Hilmi Kaya Turan.
En cambio, el crítico más famoso del país, Marcel Reich-Ranicki, admitió no haber leído jamás a Pamuk: "La literatura turca no me interesa. No tengo por qué haber leído todas las literaturas de este mundo", dijo.
Ahmet Insel, uno de los editores del nuevo premio Nobel dijo que su editorial Iletisim se siente "orgullosa", porque "Pamuk es el representante más importante de la novela moderna en el mundo".
Por su parte, el vicesecretario del ministerio turco de Cultura, Mustafa Isen, felicitó a Pamuk y dijo que "el premio también atraerá al mundo hacia la lengua turca y a otros escritores turcos".
Para Amnistía Internacional la concesión del galardón a Pamuk es "un reconocimiento de su labor como escritor que ha suscitado temas cruciales de debate en Turquía", al aludir a su posicionamiento político con su denuncia del genocidio armenio de 1915.
Este asunto, hoy ha hecho también que en Turquía se haya lamentado la "triste coincidencia" que supone que el Nobel coincida con una decisión del parlamento francés para castigar a los "negacionistas" de ese genocidio.
Y en algunos medios nacionalistas se ha llegado a decir que todas esas denuncias de Pamuk no eran sino autopropaganda para conseguir el Nobel.
El crítico Zekin Coskun dijo: "Me temo que los que le atacaban en el pasado se pueden armar ahora de nuevos argumentos y decir que este Nobel es gracias a sus declaraciones sobre los armenios".
Pero la mayoría de críticos literarios insistieron en que el activismo político de Pamuk no ha tenido que ver en la concesión del Nobel.
Perihan Magden, una periodista y escritora también perseguida por sus artículos, dijo en este sentido que Pamuk puede ser para la literatura turca lo que Gabriel García Márquez fue a la literatura sudamericana.
Yasar Kemal, escritor kurdo de expresión turca y que también ha "sonado" para el Nobel: "Te felicito desde lo más hondo del corazón. Confío en que sigas escribiendo con el mismo ímpetu y estoy seguro de que seguirás creyendo en lo que crees", dijo.
Incluso un político tan nacionalista como Deniz Baykal prefirió hoy olvidar sus diferencias con Pamuk y lo felicitó fervientemente: "Este premio muestra el valor universal de la literatura".
En Turquía, donde su denuncia del genocidio cometido por los turcos contra el pueblo armenio en 1915, le acarreó graves problemas con la justicia, se valoró positivamente que el premio haya recaído por vez primera en un autor turco.
El ministro de Exteriores, Abdullah Gul, dijo que "el Nobel es un premio muy importante, en particular el de Literatura, y es importante que lo consiga Turquía. Estoy feliz de que se lo haya llevado un turco".
El galardonado, que confesó sentirse "sumamente honrado" con el premio, aseguró que éste constituye un mensaje contra los que defienden la existencia de la teoría del "choque de las culturas".
En una conversación telefónica con representantes del Comité Nobel, difundida en su página de internet, Pamuk explicaba que "la imagen del Oriente y Occidente y su choque es una de las ideas más peligrosas de los últimos años".
"Mi trabajo es la mejor muestra de lo fructífera que puede ser la mezcla de culturas", decía Pamuk desde Nueva York, donde reside y trabaja como lector en la Universidad de Columbia.
Para la Comisión Europea este premio supone una "buena noticia" para la libertad artística y "la libertad de expresión".
El comisario europeo para la Ampliación, Olli Rehn, responsable además de las negociaciones de entrada de Turquía en la UE, dijo que los artistas "necesitan la libertad de expresión de forma tan desesperada como la vida requiere el agua y el aire".
"Orhan sabe más que otros lo preciosa y frágil que es la libertad de expresión", añadió.
También el presidente francés, Jacques Chirac, manifestó hoy su alegría por este galardón a Pamuk, "cuya reflexión sobre la sociedad turca es particularmente inteligente, fuerte y liberal".
Al comunicar su veredicto, la Academia Sueca de la Lengua subrayó que el trabajo de Pamuk en la "búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal (Estambul) ha encontrado nuevos símbolos para reflejar el choque y la interconexión de las culturas".
Como una "señal para la libertad del arte y la palabra" valoró la concesión del Nobel a Pamuk el ministro alemán de Cultura, Bernd Neumann.
Orhan Pamuk, añadió, representa "el compromiso ininterrumpido por la libertad". Es un escritor "entre fronteras y al mismo tiempo constructor de puentes", capaz de "enlazar sin problemas Oriente y Occidente, entre el cristianismo y el islám".
El escritor español Juan Goytisolo, dijo que es una "elección justísima" y precisó: "para mí, Orhan Pamuk figura entre los grandes escritores del presente".
La noticia del premio fue, asimismo, recibida con alegría por la comunidad turco-alemana, formada por unos 2,5 millones de personas.
"Estamos muy satisfechos de que un representante de la cultura turca reciba tan alto galardón", dijo el vicepresidente de la Comunidad Turca de Alemania, Hilmi Kaya Turan.
En cambio, el crítico más famoso del país, Marcel Reich-Ranicki, admitió no haber leído jamás a Pamuk: "La literatura turca no me interesa. No tengo por qué haber leído todas las literaturas de este mundo", dijo.
Ahmet Insel, uno de los editores del nuevo premio Nobel dijo que su editorial Iletisim se siente "orgullosa", porque "Pamuk es el representante más importante de la novela moderna en el mundo".
Por su parte, el vicesecretario del ministerio turco de Cultura, Mustafa Isen, felicitó a Pamuk y dijo que "el premio también atraerá al mundo hacia la lengua turca y a otros escritores turcos".
Para Amnistía Internacional la concesión del galardón a Pamuk es "un reconocimiento de su labor como escritor que ha suscitado temas cruciales de debate en Turquía", al aludir a su posicionamiento político con su denuncia del genocidio armenio de 1915.
Este asunto, hoy ha hecho también que en Turquía se haya lamentado la "triste coincidencia" que supone que el Nobel coincida con una decisión del parlamento francés para castigar a los "negacionistas" de ese genocidio.
Y en algunos medios nacionalistas se ha llegado a decir que todas esas denuncias de Pamuk no eran sino autopropaganda para conseguir el Nobel.
El crítico Zekin Coskun dijo: "Me temo que los que le atacaban en el pasado se pueden armar ahora de nuevos argumentos y decir que este Nobel es gracias a sus declaraciones sobre los armenios".
Pero la mayoría de críticos literarios insistieron en que el activismo político de Pamuk no ha tenido que ver en la concesión del Nobel.
Perihan Magden, una periodista y escritora también perseguida por sus artículos, dijo en este sentido que Pamuk puede ser para la literatura turca lo que Gabriel García Márquez fue a la literatura sudamericana.
Yasar Kemal, escritor kurdo de expresión turca y que también ha "sonado" para el Nobel: "Te felicito desde lo más hondo del corazón. Confío en que sigas escribiendo con el mismo ímpetu y estoy seguro de que seguirás creyendo en lo que crees", dijo.
Incluso un político tan nacionalista como Deniz Baykal prefirió hoy olvidar sus diferencias con Pamuk y lo felicitó fervientemente: "Este premio muestra el valor universal de la literatura".
Estocolmo, 12 oct (EFE).- La Academia Sueca de la Lengua otorgó el Premio Nobel de Literatura 2006 a Orhan Pamuk, el primer turco que recibirá ese galardón, lo que no significa un capote a ese país ya que el premiado abandera la denuncia del genocidio armenio por los otomanos.
Pamuk, de 54 años, recibirá el galardón como escritor que "en búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal ha encontrado nuevos símbolos para reflejar el choque y la interconexión de las culturas", según la explicación del veredicto.
"Hay pocos autores en la literatura mundial que den un retrato tan fascinante de la ciudad como Pamuk", dijo Horace Engdahl, secretario de la Academia, al dar a conocer el premio, para destacar la "fascinante fantasía que teje el autor en sus novelas".
La Academia Sueca de la Lengua se ciñó por esta vez a los pronósticos y dio el preciado galardón al principal favorito de las "quinielas" de los Nobel de este año.
"Esta vez les hemos dado de nuevo una sorpresa", añadió Engdhal en tono irónico. El nombre de Pamuk sonaba como el más firme candidato al Nobel, pero en círculos de la Academia se consideraba demasiado joven, 54 años, como para recibirlo este año.
Pamuk está considerado un excelente "rastreador" de las huellas de Oriente en Occidente y viceversa. Es un puente entre ambas culturas, lo que viene como anillo al dedo a una sociedad literaria que busca tender puentes, en lugar de agrandar abismos interculturales.
Traducido a 34 lenguas, es un escritor que en su país despierta una relación de amor-odio, puesto que pese a ser reconocido como el valor más internacional de sus letras, sus detractores lo consideran un traidor a la patria.
El Nobel es un espaldarazo a un autor que este mismo año estuvo a punto de tener que responder ante la justicia de su país por haber declarado en una entrevista que Turquía "había asesinado a un millón de armenios y 30.000 kurdos".
Las presiones internacionales a favor de Pamuk, quien el pasado año recibió el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, hizo que finalmente se diera marcha atrás al juicio, auspiciado por nacionalistas turcos.
El genocidio armenio por parte de los otomanos, en la Primera Guerra Mundial, es asimismo motivo de fricción entre Ankara y Europa occidental, puesto que Turquía se niega a reconocerlo.
Hoy mismo, el Parlamento francés adoptó una proposición de ley que sanciona penalmente la negación del genocidio armenio, a lo que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, respondió con la amenaza de imponer sanciones económicas, en caso de ser elevada a ley.
Sus obras más conocidas internacionalmente son las recientes "Me llamo Rojo" (2002) y "Nieve" (2004), aunque el éxito le ha acompañado casi desde su primera obra, "Cevded y sus hijos" (1982), Premio Ohran Kemal en 1983.
La última obra de Pamuk, "Estambul. Ciudad y Recuerdos", un libro teóricamente sobre esa ciudad, pero en realidad una autobiografía, es la que parece encajar mejor con el veredicto de la Academia, en lo relativo al retrato urbano.
Pamuk nació en 1952 en el seno de una familia de clase media acaudalada, en Estambul, y ahí ha pasado prácticamente toda su vida.
Su padre y su abuelo eran ingenieros y en su juventud soñaba con ser pintor, pero estudió arquitectura y periodismo.
Desde 1985 hasta 1988 vivió en Estados Unidos, invitado por la Universidad de Columbia de Nueva York y luego por la Universidad de Iowa.
El anuncio del premio de literatura es el penúltimo de la "ronda de los Nobel", que se cerrará mañana con el de la Paz, que se dará a conocer desde Oslo.
Los galardones del año en Medicina, Física, Química y Economía fueron a parar exclusivamente a investigadores estadounidenses.
Abrió la ronda el de Medicina, el lunes de la semana pasada, que fue compartido entre Andrew Z. Fire y Craig C. Mello, por sus trabajos en el campo de la genética.
Siguió el de Física, al día siguiente, a Johan C. Mather y George F. Smoot, por sus investigaciones sobre el eco del "big bang".
El de Química, el miércoles, fue para su compatriota Roger D. Kornberg por sus estudios sobre la base molecular de la transcripción eucariótica y el de Economía este lunes pasado, fue para Edmund S. Phelps, por sus análisis en política macroeconómica.
El Nobel de Literatura está dotado con 10 millones de coronas suecas (1,1 millones de euros) y, como el resto de estos galardones, se entregará el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Alfred Nobel. EFE
Pamuk, de 54 años, recibirá el galardón como escritor que "en búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal ha encontrado nuevos símbolos para reflejar el choque y la interconexión de las culturas", según la explicación del veredicto.
"Hay pocos autores en la literatura mundial que den un retrato tan fascinante de la ciudad como Pamuk", dijo Horace Engdahl, secretario de la Academia, al dar a conocer el premio, para destacar la "fascinante fantasía que teje el autor en sus novelas".
La Academia Sueca de la Lengua se ciñó por esta vez a los pronósticos y dio el preciado galardón al principal favorito de las "quinielas" de los Nobel de este año.
"Esta vez les hemos dado de nuevo una sorpresa", añadió Engdhal en tono irónico. El nombre de Pamuk sonaba como el más firme candidato al Nobel, pero en círculos de la Academia se consideraba demasiado joven, 54 años, como para recibirlo este año.
Pamuk está considerado un excelente "rastreador" de las huellas de Oriente en Occidente y viceversa. Es un puente entre ambas culturas, lo que viene como anillo al dedo a una sociedad literaria que busca tender puentes, en lugar de agrandar abismos interculturales.
Traducido a 34 lenguas, es un escritor que en su país despierta una relación de amor-odio, puesto que pese a ser reconocido como el valor más internacional de sus letras, sus detractores lo consideran un traidor a la patria.
El Nobel es un espaldarazo a un autor que este mismo año estuvo a punto de tener que responder ante la justicia de su país por haber declarado en una entrevista que Turquía "había asesinado a un millón de armenios y 30.000 kurdos".
Las presiones internacionales a favor de Pamuk, quien el pasado año recibió el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, hizo que finalmente se diera marcha atrás al juicio, auspiciado por nacionalistas turcos.
El genocidio armenio por parte de los otomanos, en la Primera Guerra Mundial, es asimismo motivo de fricción entre Ankara y Europa occidental, puesto que Turquía se niega a reconocerlo.
Hoy mismo, el Parlamento francés adoptó una proposición de ley que sanciona penalmente la negación del genocidio armenio, a lo que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, respondió con la amenaza de imponer sanciones económicas, en caso de ser elevada a ley.
Sus obras más conocidas internacionalmente son las recientes "Me llamo Rojo" (2002) y "Nieve" (2004), aunque el éxito le ha acompañado casi desde su primera obra, "Cevded y sus hijos" (1982), Premio Ohran Kemal en 1983.
La última obra de Pamuk, "Estambul. Ciudad y Recuerdos", un libro teóricamente sobre esa ciudad, pero en realidad una autobiografía, es la que parece encajar mejor con el veredicto de la Academia, en lo relativo al retrato urbano.
Pamuk nació en 1952 en el seno de una familia de clase media acaudalada, en Estambul, y ahí ha pasado prácticamente toda su vida.
Su padre y su abuelo eran ingenieros y en su juventud soñaba con ser pintor, pero estudió arquitectura y periodismo.
Desde 1985 hasta 1988 vivió en Estados Unidos, invitado por la Universidad de Columbia de Nueva York y luego por la Universidad de Iowa.
El anuncio del premio de literatura es el penúltimo de la "ronda de los Nobel", que se cerrará mañana con el de la Paz, que se dará a conocer desde Oslo.
Los galardones del año en Medicina, Física, Química y Economía fueron a parar exclusivamente a investigadores estadounidenses.
Abrió la ronda el de Medicina, el lunes de la semana pasada, que fue compartido entre Andrew Z. Fire y Craig C. Mello, por sus trabajos en el campo de la genética.
Siguió el de Física, al día siguiente, a Johan C. Mather y George F. Smoot, por sus investigaciones sobre el eco del "big bang".
El de Química, el miércoles, fue para su compatriota Roger D. Kornberg por sus estudios sobre la base molecular de la transcripción eucariótica y el de Economía este lunes pasado, fue para Edmund S. Phelps, por sus análisis en política macroeconómica.
El Nobel de Literatura está dotado con 10 millones de coronas suecas (1,1 millones de euros) y, como el resto de estos galardones, se entregará el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Alfred Nobel. EFE
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